El antiguo corredor de "las plumas"
en la isla de Cuba. Frases
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La Indian del Gallego:
Cuando corría el año 1901 para los habitantes
de América, en una de las tantas carreras de inicio de siglo
en Estados Unidos, dos valerosos promotores despertaban el "indio
americano". ¡Nacía una novedosa marca en busca
de las banderas a cuadros!

Las carreras siempre fueron, y continúan siendo,
el escenario de reafirmación tecnológica del mundo motociclístico.
Desde que George Hendee y Oscar Hedstrom se enfrascaron en la formulación
de su primer embrión colocando un motor DeDion Bouton
en una primitiva bicicleta, en poco tiempo se asienta la Indian
Motocycle Company Springfield, Massachusetts. Los éxitos
en el diseño de estos motores Indian iniciaban un laberinto desconocido
en que, años más tarde, las ondulaciones de sus estructuras
armonizarían con la estela de viento que dejarían estos
modelos con sus victorias en cualquier parte del mundo.
Mucho antes de iniciarse la segunda contienda mundial,
en Cuba existían tres casas comerciales que se dedicaban al comercio
de las motocicletas: una de ellas orientada al mercado inglés
y dos a los productos americanos representados por el señor Luis
Bretos que vendía los Harley-Davidson (HD) y el otro establecido
por el señor R. S. Waters que comercializaba los Indian. Estos
hacendosos negociantes se apoderaron de la representación del
mercado americano que dejaban sus antecesores, los señores Cristian
Brú y José Presas precursores del motociclismo cubano.
En 1922, la innovación tecnológica emprendida
por la Indian Motocycle Company ponía en la palestra pública
su esbelta Indian Chief, uno de los tantos diseñados por Charles
B. Franklin, su destacado ingeniero. Este motor en V bicilíndrico
se ganó la reputación de los clientes por constituir la
pieza más robusta y elegante del mercado motociclismo americano
en aquellos tiempos. En aquel momento en Cuba, el negocio de los Indian
estaba ubicado en López y Calzada de Jesús del Monte,
No. 252, teléfono: 2367, único concesionario de estos
legendarios motores en la isla, máquinas que gozaban de un gran
prestigio en las competencias.
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Poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial
en Estados Unidos las motocicletas representadas por el indio americano
eran las más vendidas, por ser máquinas de una mecánica
sencilla y extrema resistencia... Con el inicio de la contienda bélica,
el ejército norteamericano necesitaba de los mejores aparatos
para sus operaciones militares. Las Indian eran las piezas más
preciadas de la industria motociclística americana,
lo que facilitó que durante el período que duró
la Segunda Guerra Mundial, los fabricantes de estos vehículos
se enfrascaran en una producción orientada al frente de batalla,
sin pensar que este empecinamiento traería grandes quebrantos
para sus añoradas Indian en el futuro. En esos años se
incrementa la emigración civil en muchas partes del mundo, fundamentalmente
de Europa hacia América.
Desde la antigüedad importantes agencias navieras
ibéricas perteneciente a la Compañía Trasatlántica
Española llegaban a la isla mensualmente, entre las
que se encontraban: Coruña y Cadiz (Delegación), Barcelona
(Ripool y Comp.) y Santander (Hijos de Ángel Pérez y Compañía).
En el año 1941 atracaba un vapor en el puerto
de La Habana con una buena cantidad de jóvenes españoles,
uno de estos jóvenes tenía solo 25 centavos en su bolsillo
y se iniciaba en una nación desconocida asentándose en
una antigua calle de adoquines llamada Monte y Estévez. El joven
venía huyendo de la guerra y para vivir el padre comenzaría
a enviarle el equivalente de 17 pesos cubanos que costearían
su alojamiento y alimentación. Con uno de esos envíos
mensuales, este muchacho adquiere -a plazo- la primera motocicleta,
gracias a la ayuda de otro español que tenía un taller
de motos viejas.
Posteriormente, este joven comienza a reparar la motocicleta
y la vende en 300 pesos. Con este dinero logra alquilar un local y desarrollar
un pequeño negocio de mecánica en el barrio La Ceiba,
Marianao, La Habana, pegado a la actual papelera del municipio Playa.
Cuando la demanda bélica termina en 1945, los
motores del indio americano habían perdido su primacía
entre los clientes civiles, quedándose su cercano competidor
Harley-Davidson (HD) con la mejor parte de la demanda y los motores
Indian bastante perjudicados. La súper producción de motocicletas
era una interrogante para sus directivos. El desvanecimiento del mercado
era un hecho. Se creaba una nebulosa perjudicial para la sociedad, la
disputa mundial enfatizó la elaboración de otras motocicletas
en muchas partes del hemisferio, producto de la escasez de combustible,
generando una situación favorable para otras marcas en diferentes
partes del mundo.
Con el fin del conflicto bélico renacían
infinidad de negociantes en Cuba. En esa etapa de paz, la Indian cambiaba
de representación por cuarta vez en la isla y se convertía
en Rogers International de Cuba. Ya en esos años
los directivos de los HD en Estados Unidos y en Cuba habían tomado
una serie de medidas y sus resultados eran evidentes. Gonzalo
Bernardo Alonsos Fernández, el Gallego, ya tenía una
clientela en su taller de motocicletas en el barrio de La Ceiba, corría
en las competencias callejeras con su Indian Bonneville que comenzaba
a modificar.
En una ocasión tiene la oportunidad de competir
con los motores Vincent (Brack Shadow) de Van Der Mye Motors y los grandiosos
Harley-Davidson de los Bretos, que eran los motores más rápidos
en aquellos momentos, dándole "un tubo" a esas máquinas
con su Indian Custom Racer, provocando que un representante de la Rogers
International de Cuba se acercara para ver qué había hecho
este hombre con aquella moto para lograr tal éxito. Este acontecimiento
lo hace famoso y pasa a formar parte de la elite en las carreras. El
Gallego se había tirado "en plancha" sobre su Indian,
novedad exclusiva de Europa y más... ¡había ganado!
A partir de ese momento ya tenía un puesto en
la representación de la marca en las carreras. Para lograr esto,
el Gallego le había quitado el tenedor original a su Indian y
colocado un tenedor de ballesta. Otra de las modificaciones realizadas
era la eliminación del sistema de generación, el distribuidor
de corriente y en su lugar adaptado un magneto, logrando mantener una
buena intensidad en la chispa en las bujías calientes de 1850
grados (Indian 59-T) que el utilizaba durante toda la aceleración
de la máquina. Las Indian Bonneville traían un carburador
muy pequeño y el Gallego colocó un carburador mucho mayor
mejorando el suministro de la mezcla de combustible. Con todo esto,
¡la Indian volaba en la carretera! Lo cual provoca que Luis
Bretos y Billy Van Der Mye se enfurecieran,
a tal extremo, que tiraron las mesas y rompieron botellas en un bar
por la rabia. ¡El Gallego les había arrebatado el primer
lugar a sus pilotos!
Con posterioridad, el Gallego comienza a incursionar
en las competencias para Rogers International de Cuba representando
esta marca en las carreras con varios modelos y especialmente con una
Indian Daytona de 850 cc modelo 45 del año 1937
que traemos al escenario.
En el año 1952, Bernardo Alonsos Fernández
abandona el país para dirigirse a su añorada península
ibérica, se había realizado su sueño de juventud
cuando él se desplazaba con su Harley en Santander, España.
Había ganado con una de sus motocicletas en La Habana.
En los inicios de
la década de los ‘50 se continuaban fabricando Indian
Chief con ligeras modificaciones en las que se matizaban mejoras
en amortiguación delantera, siendo estas las únicas piezas
que sobrevivieran a la contienda. La súper producción
inglesa, unida al amor demostrado por los exsoldados que montaron otras
motocicletas más livianas inglesas en Europa y la crisis
de la compañía, generaba una inestabilidad en
el mercado en América. Desdichadamente, son pocos los que sobreviven
al cataclismo. La Indian de Springfield, Massachusetts, finalizaba sus
operaciones comerciales en 1953, desaparecía la línea
de producción que tenía las ondas y curvas perfectas.
En el año 1956, el Gallego regresaba de España,
había perdido la oportunidad de competir en la isla en las carreras
durante cuatro años de su vida. A pesar de este irreversible
acontecimiento, a más de medio siglo de producido el mismo, en
Cuba existen muestras de la remanencia de estas ondulaciones originales.
Quizás, las más significativas son estas joyas dormidas
que permanecen en manos de la familia Alonso y que abordamos en la publicación
por su gran valor histórico al pertenecer a un antiguo corredor
de las plumas en la isla. Estamos ante un viejo motorista que, en sus
años de juventud, se dedicó al trabajo de mecánica
y "customismo", oriundo de la península ibérica,
Cabezón de la Sal, Santander, España.
Hablar con el Gallego es un privilegio que no todos
los amantes del motociclismo clásico cubano
han tenido. A pesar de tener actualmente 89 años de edad y su
mente "clara", nos ha permitido tomar
estas fotografías y hace unos años destapar el cajón
de sus recuerdos… Comenzando con amenos intercambios a intervalos
con su acento español: "aquí ya no hay motores, es
una mierda", que recuerda a los abuelos.
Su añorada y eterna compañera Indian
Daytona Custom Racer es otro de los diseños que tienen un lugar
merecido en la isla, cuando hablamos del motociclismo clásico.
¡Sí, esta fascinante máquina que ustedes observan
en estas páginas fue modificada por uno de los pioneros del "customismo"
en Cuba!
Para ello, el Gallego colocó un motor de 80
pulgadas, aproximadamente 1 300 cc en un cuadro de 1928 de Indian Daytona
originalmente 850 cc, aumentando la potencia de esta sorprendente máquina
para las diferentes carreras callejeras, en las pistas y carreteras
convocadas en aquel entonces en las que él participó.
Conversó con Ernesto Che Guevara, de sus Indian,
en una de las últimas carreras de autos que tuvo lugar en la
actual calle 26 de Nuevo Vedado, municipio Plaza de la Revolución,
La Habana, Cuba.
En su máquina se mantienen detalles de modificaciones
y remanencias de las calibraciones ejecutadas en sus llantas y otras
partes de su estructura, en las que su audaz dueño participó
en aquellas legendarias competencias. En la actualidad, esta antigua
máquina permanece en el portal de la casa, atada
a la reja de la ventana, clamando por ser liberada; además de
otra antigua motocicleta, en el interior de su vivienda.
El Gallego ya tiene casi 90 años y como es lógico su cuerpo
esta cansado, apenas reconoce a las personas que lo visitan. Sus motos,
con una buena cantidad años de edad, mantienen su elegancia a
pesar de estar en reposo y guardadas sin circular, siendo piezas especiales
y únicas en nuestra ciudad.
Esperamos que algún día, algunos de sus
herederos -y especialmente Bernardo Alonso Vásquez,
su hijo que es un gran mecánico- decida poner amor y se empeñe
en restaurar estas joyas de la ingeniería americana, orgullo
de los moteros clásicos de Cuba.
Generales:
Propietario: Gonzalo Bernardo Alonso Fernández, el Gallego
País: Cuba
Ciudad: La Habana
Marca: Indian
Ficha Técnica:
Año: 1937
Capacidad: 1 persona
Cilindrada: 1 300 cc
Color motor: Verde
Velocidad estimada: 200 km/h
Tracción: Cadena
Gomas: 19 pulg.
Frenos: Bandas
Válvulas: Laterales
Levas especiales: Fabricadas por su dueño.
Pistones: Borgo Italianos.
Carburador: Dellorto.
Cambio en los pies modificados por su dueño.
Una historia interesante publicada en la revista Moto
Clásica.
       
Hasta aquí, lo referente a estas maravillas,
y para seguir hablando de otras monturas cubanas y sus moteros... No
me queda más que arrancar mi moto y salir para escudriñar
otra fascinante historia de las motos en Cuba.
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Onelio García Pérez
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